Llega tarde y me quita el vaso de whisky de la mano.
- Así que me vas a sacar la historia de Momo para tu blog, periodista tenías que ser - su tono de reproche divertido me hizo sonreír.
- Verás amiga, recibo correos muy feos, necesito TODA tu historia.
Prendió un cigarro y empezamos.
"Pasaron años desde que aborté, porque sí, a bor té. No terminé la facultad porque me enamoré de un hombre 10 años mayor, ya realizado, encantador. Nos volvimos locos, nos escapamos.
Ya en su país nos casamos, fue un matrimonio chiquito pero muy feliz. Él tenía la solvencia económica como para darme una vida despreocupada.
Llegó el momento en el que mencionó su deseo de tener hijos.
Inmediatamente vinieron a mi los recuerdos; sangre, clínica, legrado...me puse pálida. Nunca antes había contado la pesadilla por la que tuve que pasar, sentía que ahora lo tenía que hacer, él lo tenía que saber.
Era un viernes cualquiera, me recogió del trabajo, fuimos a un bar en Caballito. Pedimos cervezas y una picada.
A medida que avanzaba el relato veía sus ojos llenarse de lágrimas, terminé y me jaló a sus brazos. Aún recuerdo la manera dulce en la que me acunó, prometiéndome que todo iba a estar bien, balbuceando palabras de contención.
Pasaron 3 meses. Desperté corriendo directo a vomitar, me había quedado dormida y ya me imaginaba el lío que se me avecinaba en el trabajo. Sacando cuentas llegué a la conclusión que mi periodo se había retrasado semana y media.
La costumbre de tratar este tema con la mayor permeabilidad posible me ganó. Aprovechando que él estaba en la oficina salí corriendo a comprar una prueba de embarazo.
Otro positivo.
Lo llamé, llegó a casa y ese fue uno de los días más felices para los dos.
Fueron 9 meses impresionantes. Me mimaba tanto, me cuidaba, fui extremadamente feliz. Amaba esa panza, amaba a esa personita que se formaba dentro de mi. No quiero decir que al bebé de mi primer embarazo no lo quise, amé a esa criatura pero llegó en un momento muy sombrío para mi. No iba a tener la vida que se merecía.
Sufrí mucho por la decisión que tomé, hasta ahora sufro.
Momo llegó para iluminarnos el camino a los dos, aún recuerdo el día del parto; nervios, ansiedad, dolor, más nervios.
Él no se despegaba de mi lado.
Después de seis horas nació la razón que necesitaba para ser doblemente fuerte, llegó el ángel de mi vida. Y, tengo que confesar, que tengo la esperanza de resarcir los errores del pasado con este bebé tan hermoso fruto del más loco y lindo amor.
Te amo mi Momo, mamá y papá te aman para siempre".
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