Hija de puta.
Esa era la situación, un movimiento en falso y todos terminábamos con los sesos reventados.
- Baja el arma.
- Te mueves y lo quemo.
Él me miraba fijo, sabía que estábamos jodidos.
Una gota de sudor caía por mi frente, ese sudor frío y el hueco en el estómago me atormentaban.
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