Lloraba sentada en su cama, mirando a la pared. Me senté a sus pies, ¿qué le podía decir? ¿"tú puedes"?
Por favor.
- Lo que jode más es que trataste de advertirme y yo, bien imbécil, no te escuche.
- Te cuento lo que va a pasar: te vas a sentir al culo hasta que tú quieras. Eres regia, linda, inteligente y graciosa, de paso estas como para ponerte a bailar contra el muro cuándo sea. Al menos conoc
Y me cayó la almohada en la cara.
- NI SE TE OCURRA REPETIR ESO PORQUE TE MATO, BENDEZÚ.
- Okay, no digo nada, pero tú sabes que quise decir.
- Aguanta, ¿y tú?
- Yo estoy perfecta, gracias.
Se levantó y empezamos con la limpieza respectiva. Bloqueo, bloqueo, bloqueo, eliminar, eliminar, pasarle pañuelos para la yapa de las lágrimas, deshacerse de todo lo que le pudo haber dejado el miserable en cuestión. Lástima que no pudo deshacerse de la pena.
Y, como última fase, sacar a José.
Si, José Cuervo.
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