martes, 28 de julio de 2015

#OstraNivelDios

-          -  ¿Puedes creer la concha del tipo?

Caminaba de un lado a otro de la sala, histérica, molesta, indignada. Ese no era el sistema, ¿quién carajo se creía?

-         -  Ya nada me sorprende.
-         -  Qué cólera – casi al terminar de decir eso, se me cayó (muy accidentalmente) el vaso que tenía en la mano.
-         -  ¿Vas a seguir reventando cosas o hacemos algo productivo?

Si, el depa estaba sucio, algo había que hacer.

Estaba con un humor podrido, todo me jodía, quería pasarle el carro por encima mil veces. Él estaba callado, sabía que en esos momentos era una amenaza y lo mejor que podía hacer era cuidarse y no molestar.

Después de una pelea a punta de miradas silenciosa en el estacionamiento por ver quién manejaba (él ganó) fuimos a uno de esos centros de venta de materiales de construcción/mantenimiento/limpieza.

-        -   Como estás eres un peligro, te cruzas al pobre flaco y no dudo que le pases la llanta sin asco.
-        -  Igual se lo merecería.
-        -  Y lo peor es que lo más probable es que te eches a llorar de pura cólera.
-        -  Ya cállate.

No teníamos desinfectantes, desengrasantes y de más.

Una llamada a mi mamá nos ayudó a saber que era exactamente lo que necesitábamos. Agarró un carrito y me subí, él empujaba mientras yo me estiraba a agarrar las cosas.

Si, estaba de mejor humor.


-         -  Señorita, se tiene que bajar.
-          -  Mjm…disculpe…mi novia olvido tomar la medicación, por favor no la perturbe, no me responsabilizo. Pagamos esto y nos vamos.

El chico se fue entre nervioso y atemorizado. Yo no tenía ganas de pelear, al menos no con él. Mi cólera estaba reservada.

Pagamos, le quité la llave y llegué primero al puesto del conductor.

-         -   Vamos por una chela.
-          -  Yei, vamos a tomar por cólera y luego acabaré escondiendo tu celular para que no la cagues. Yuju.
-          -  Idiota.

Él me esperó en caja, aparecí con el coche lleno de alcohol (vino, tequila, cerveza, etc) y de yapa una Red Bull.
-         -   No.
-          -  Si.
-          -  No.
-          -  Ok, solo la mitad de todo.
-          -  No.

Terminé comprando 6 botellitas chicas y la Red Bull.

Subimos al carro y yo estaba resentida cual niña chiquita. Él sonreía al ver mi puchero y eso me indignaba más.

-         -   Eres malo.

Estaba enfurruñada en el asiento de atrás. Yo quería alcoholizarme y ya.

-         -   Algún día me perdonarás.
-         -  Eres malo igual que el otro miserable.
-         -  No, yo soy malo, no cobarde. No nos confundas, reina.

Genial, otra vez tenía razón.

Volvió a sonar el celular.

-         -   ¿Le puedo contestar yo?

Él se divertía mientras yo vomitaba bilis.

Abrí la ventana, tiré el celular. No importaba, no dolía. No necesitaba eso, yo había hecho mi tarea, yo estaba mucho mejor.

Yo quería ser feliz.

lunes, 27 de julio de 2015

#MenosDosAlas

.
I


Caminábamos luego de grabar por segunda vez en una universidad. El sol de Noviembre ya estaba calentando, conversábamos de nada y de mucho a la vez. Llegando casi al lugar en dónde íbamos a esperar al taxi pasó algo que cambió el rumbo de muchísimas cosas:

-          ¿Estás trabajando?
-          No, aún.
-          ¿Quieres trabajar conmigo?
-          ¿Enserio?

Era increíble (totalmente increíble) que me considere para formar parte de su equipo. Él, tan brillante en su chamba y yo una novata de IV ciclo.

-          Claro, pero fácil ya no podríamos ser amigos.
-          No, podemos ser patas y hacer un buen trabajo, vas a ver.

Él no dijo nada y yo no lo acababa de creer.

Nos despedimos, caminé aun rumiando la idea, prefería evitar hacerme ilusiones para no decepcionarme luego. Pero que feliz estaba por la posibilidad.

Fui a la facultad, llegué a casa y empecé a avanzar un par de cosas pendientes. Mi celular sonó como a las 10 pm, me sorprendió/alegró que fuera él.

-             Hey.
-          ¿Enserio quieres trabajar conmigo?

Y casi ha pasado un año de eso.


II


Oficinas de Imagina, transcurso de la mañana, había terminado mi primera nota y estaba lista para que él la revise y subirla.

Fuimos a un lugar apartado.

Empezó a desmenuzarla línea por línea, me mostraba cada error y el pensamiento recurrente era “¡¿Cómo no me di cuenta?!”. Después de 40 minutos empecé a considerar la idea de cambiarme a Ingeniería o algo así, estaba contrariada y avergonzada, no podía creer que había presentado eso.

Tenía una paciencia de Dios, corregía todo con muchísimo tacto, mucha amabilidad, como si enseñara a caminar a un bebé. Una parte de mi cabeza pensaba que hasta yo me hubiese despedido después de eso.

-      Sube la cabeza , esto te va a pasar más de lo que crees, no te preocupes. Ponme atención y todo va a ir mejor.

Ese es uno de los momentos que le aseguró un lugar en mi memoria para siempre.


III


Taxi, 4:00 pm, camino a grabar.

-          ¿Idea?
-       Déjame pensar...

*silencio*

-      ¡Ya sé!
-     ¿No será mucho?
-      No creo…
-      ¿En serio?

Y luego de hacer una buena nota (casi siempre) viene la discusión de quién fue la idea, lo bien que grabé (ja), entre otras cosas.



Feria del libro, fines de julio.

  1.              Hola, ¿nos podemos tomar una foto contigo?
  2.              ¡Eres tú!, no podía dejar de mirarte.
  3.             Qué paja tu chamba, no dejes de subir vídeos.


Solo son algunos ejemplos de las cosas tan bonitas que le decían.

No me impacientaba, es más, los entendía. La primerísima vez que lo vi ni siquiera me atreví a hablarle, aún recordaba esos nervios/emoción.

Yo estaba pegada a la tele religiosamente todas las noches viendo ese programa del 5, lo único que me importaba era ver su nota luego de cagarme de risa me permitía ir a descansar.






Imposible decir cuanto te quiero, respeto y admiro. 

Gracias por tanta generosidad, gracias por apostar por mí cuándo ni siquiera yo lo hacía, gracias por la paciencia para enseñarme hasta las cosas más obvias, gracias por tantísimos momentos lindos/caguederisa que siempre van a estar conmigo.

En especial, muchas pero muchas gracias por la confianza, mi querido LC.

viernes, 24 de julio de 2015

#SueñoDeInvierno




Entré, pedí un café americano grande.

El tatuaje me ardía, recordé que tenía que aplicarme la maldita crema que había olvidado en casa. Mi panza estaba revuelta. Saqué la compu mientras lo esperaba, fiel a su costumbre se demoraba una vida.

Lo vi llegar. Chamarra marrón, lentes negros, ese caminar despreocupado aún teniendo la cabeza hecha mierda. Sonrisa de medio lado.

Tenía el estúpido impulso de echarme a correr, abrazarlo, llorar, pegarle, decirle que era un imbécil y yo más imbécil aún por aceptar ese encuentro. Mi pungo, mi querido y estúpido pungo. El culpable de mis noches de insomnio y de que mi psicoanalista tenga carro nuevo. Su accidentado paso por mi vida me había dejado más hecha mierda que todo mi pasado junto.

Nos vimos, me paré y lo abracé. No pude más con todo lo que tenía adentro, me eche a llorar, me acunó y ahí la rabia me ganó, toda esa rabia acumulada por meses, le pegué en la espalda, a puñetes. No podía más.

Susurraba varios "te odio" entre sollozos, él seguía besando mi cabello. Y todo eso se desarrollaba en silencio, las personas solo veían a una pareja abrazada.

- ¿Vas a dejar de golpearme algún día?
- No - lo empujé separándolo de mi.
- ¿De que te ríes, tonto?
- Nada, solo me pone feliz verte, estás linda.

Si él supiera que al fin he encontrado mi corazón de vuelta.

Caminamos hasta el parque de la vuelta, prendió un cigarro, nos sentamos y conversamos, nos debíamos eso desde hace tiempo.

Lo vi llorar y me partió el alma, dejo que lo abrace. Los dos acabamos lloriqueando cual niños. Caminamos de la mano, me jalaba y nos besábamos cada cuadra.
Estaba en casa.

Él estaba bien.
Él me quería.
Él había superado su mediocre cobardía.
Él apostaba por mi.

Y yo estaba soñando.

miércoles, 22 de julio de 2015

#NuevosTiempos

Sabía que podía recurrir a él, siempre.

Lo esperé como hasta las 11:30 pm, sentada en la puerta de su casa, pensando en si compraba un cigarro para amenizar la espera.

Llegó y conversamos, fue simple: "siempre puedes contar conmigo, esta es tu casa". Listo, estaba hecho.

A los dos días volví a estar en su puerta con mi mochila azul y una maletita, me condujo al cuarto del segundo piso, estaba un poco muy separadito de toda la casa, una chica había vivido ahí por mucho tiempo, aún quedaba una que otra cosa. Las paredes eran grises, todo se veía muy...abandonado.

Dejé mis cosas en el suelo, él se fue y yo empecé a llorar. Estaba asustada pero sabía que era lo mejor para mí, para todos.

Arreglar el cuarto me llevó 3 días, desempolvar, arreglar, lavar. Era mi inicio, estaba sola (bueno, no tan sola, tenía a mis amigos siempre dispuestos a darme una mano o el brazo si era necesario), tenía un plan a mediano plazo y todo iba a estar bien. Me encontraba extrañamente optimista.

Así pasaron 2 semanas.

Mis días se resumían en salir temprano a la oficina, volver muy tarde (ya para dormir), descubrí lo mucho que puedes ahorrar comprando una lata de atún y galletitas para almorzar.




Descubrí una lavandería en Miraflores por poquísimas monedas (a lo de las pelis gringas), caminé mucho, y como es obvio bajé muchísimo de peso.

Varias veces sopese la idea de volver a casa, admitir que había fracasado y rogar perdón, pero no. No podía, yo era fuerte.

Un domingo a la noche él apareció en mi nuevo mundito, había acabado de comprar una tele, estaba echada cual marmota cuándo me llamó.

- ¿Vamos al cine?
- Estoy en austeridad, voy al cine y vuelo la plata de mis pasajes.
- Lorna, te invito.
- Ay... te amo.
- Baja.

Vimos la peli de esas cositas amarillas graciosas, me divertí como una niña en un parque de juegos, fuimos a comer y luego caminamos hasta mi casa (ok, no tan mía). Conversamos mucho en la azotea, abrimos una botella de vino, bailamos hasta que nos pilló la madrugada.

Se fue prometiendo que nos veríamos en unos días.

Nada puede ser tan malo si aún tienes gente dispuesta a pasar un rato contigo, reír un poco.

En resumen: ser un poquito más feliz.


martes, 14 de julio de 2015

#UnoDeEsosDias



Despiertas, agarras el celular y son las 5:08 am. Te odias, te acomodas, tratas de dormir.

Despiertas, agarras el celular  y son las 10:10 am. La puta madre, maldices a todo el mundo, y claro le hechas la culpa a tu mamá porque cuándo no es necesario te despierta a las 8:00 am pero cuándo se le canta te deja dormir como una morsa. Carajo. Piensas en los pendientes que tienes que resolver y que tienes que llegar a la ofi rápido, muy rápido. Te cambias, sales con medio pan en la boca y pasa la peor de las desgracias de una mañana cuando estás retrasada. Te viene la regla.

¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! El mundo te odia y esta en tu contra. Demoras 20 minutos más en salir. Bajas, tomas un taxi. Te duele el alma, la vida, te sientes hinchada, una mamut embarazada.

Llegas a la oficina.

Tienes frío, hambre, ganas de chocolate y de llorar mucho. Trabajas con la música más deprimente que tu alma de mujer masoquista pudo haber encontrado, lloras un poquito por todo, en especial por el miserable de mierda con el que tuviste la mala suerte de cruzarte.

Estás de mal humor, te dicen para ir a almorzar, no tienes hambre, solo quieres dormir. Te hechas en el mueble y gracias a Batman pusieron frazadas en la oficina, agarras una y te acomodas cual gatito. Te haces bolita y duermes.

La bulla de la gente llegando de almorzar te despierta. Los odias un poco. Te arrastras a tu sitio aún envuelta con la frazada. Correo, correo, cronograma, campaña, correo. Terminas y te quedas viendo el último capítulo de esa serie. Él te escribe, pasa a recogerte, le pides chocolate, acepta.

Llega con chocolate blanco, lo amas, se lo quitas y te vas a un rincón a comerlo cual ratita, trata de acercarse y le gruñes. Mientras guardas tus cosas empieza a contarte las últimas novedades de su psicópata enamorada, no te sorprende absolutamente nada, solo quieres que te lleve a casa.

Al fin estás en tu cuarto, te pones la pijama de polar y te metes debajo de 5 edredones, prendes la tele y como siempre no hay nada interesante que ver, pasas un ratito rumiando sobre tooodo tu día y sin darte cuenta te quedas dormida con el control en la mano y, para variar, en RBC.


domingo, 12 de julio de 2015

#NuncaConfiesEnMi

Nunca confíes en mi.




Me vas a tratar mejor que nadie y eso va a ser devastador para mi inseguridad y complejos. No lo voy a comprender. No me voy a dar cuenta.

Nunca confíes en mi porque voy a pasar a ocupar los primeros lugares de tu lista de prioridades así tú no sea para mi más que una voz por el teléfono.

Nunca confíes en mi porque vas a querer estar conmigo, abrazarme, besarme después de meses de no verme y ese día en el que al fin estemos juntos, lo voy a tomar como una carga, un día perdido en mis múltiples ocupaciones.

Nunca confíes en mi. Tus "te quiero" me van a intimidar y cuándo piense que quizás yo siento lo mismo, huiré. Honrando a mi cobardía, desapareceré, no vale la pena arriesgarse con alguien que apostó todo por mi. Qué miedo.

Confío en mi mediocridad, en mis ganas de seguir amarrada a un pasado tormentoso, confío en que todas las personas me van a cagar. Y así, cuándo alguien empiece a valorarme me voy a encargar de hacerla mierda, ahuyentar al pobre idiota que tuvo la pésima idea de quererme.

Nunca confíes en mi y menos en mis detalles, es un embuste. Invierto tiempo y ganas en alguien por puro deporte, ya que disfruto mucho la parte dónde destruyo al miserable que cruzo el país por mi.

Nunca confíes en mi.

Bienvenido al infierno.

lunes, 6 de julio de 2015

#DesOrientación

- Y me cagó.

Lloraba sentada en su cama, mirando a la pared. Me senté a sus pies, ¿qué le podía decir? ¿"tú puedes"?

Por favor.




- Lo que jode más es que trataste de advertirme y yo, bien imbécil, no te escuche.
- Te cuento lo que va a pasar: te vas a sentir al culo hasta que tú quieras. Eres regia, linda, inteligente y graciosa, de paso estas como para ponerte a bailar contra el muro cuándo sea. Al menos conoc

Y me cayó la almohada en la cara.

- NI SE TE OCURRA REPETIR ESO PORQUE TE MATO, BENDEZÚ.
- Okay, no digo nada, pero tú sabes que quise decir.
- Aguanta, ¿y tú?
- Yo estoy perfecta, gracias.

Se levantó y empezamos con la limpieza respectiva. Bloqueo, bloqueo, bloqueo, eliminar, eliminar, pasarle pañuelos para la yapa de las lágrimas, deshacerse de todo lo que le pudo haber dejado el miserable en cuestión. Lástima que no pudo deshacerse de la pena.

Y, como última fase, sacar a José.

Si, José Cuervo.