Alguna vez estuve enamorada.
Conocí el concepto de "falsa felicidad", lo viví, me dolió.
Él nunca pudo comprender que yo lo adoraba con toda el alma, nunca consideró que era una persona que merecía ser amada. Nunca se vio como lo vi yo. Eso contribuyó a que el final fuera tan accidentado.
Yo era ingenuamente feliz, tan dulcemente feliz. Tenía otra familia, tenía una segunda casa, tenía a mi chico, tenía a esa persona en la que podía confiar totalmente y nunca jamás me iba a traicionar. Tan equivocada, tan ilusa.
Corté. Luego me enamoré de mi, me enamoré aún más de mi.
Disfrutaba cada día conmigo, caminando con música y cigarros en mi bolsillo. Y así estaba tranquila, no esperaba, no buscaba. No nada.
Hasta que apareció. Bueno, no sé si apareció o, más bien, no sé si se va a quedar.
Lo único que podría asegurar es que me vuelve loca, de todas las maneras que uno se puede imaginar.
Enchanté.
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