El amor y otras mentiras.
- Lo conocí cuándo era muy joven y aún más estúpida. Era el chico malo y divertido, el mejor compañerito y vaya que si lo quería. En el colmo de la ridiculez agarraba un cuaderno y en las hojas del final jugaba con nuestros apellidos y los nombres de los hijos que vendrían (sí, así de mal). Se fue del país, tiene una hija hermosa y mi cariño eterno.
- Fondo blanco por eso.
El pisco desapareció de nuestras copas quemándonos la garganta. Era nuestro reencuentro, ella tan como siempre yo tan como nunca.
Por un momento volvimos a ser las niñas de 15 años, no nos importaba nada. Apagamos los móviles para sentirnos aún más malas.
- 5 años con él, aunque en alguna pelea afirmó que eran 4 años y algunos meses. Se terminó. Costo pero no hay rencores. Qué sea feliz.
- Otro fondo blanco por eso.
Entre miradas cómplices sabíamos que con más fondos blancos acabaríamos empeñando el alma por alcohol.
- ¿Y la crisis? - sabía que iba a sacar ese tema, estaba esperando el momento justo y lo encontró.
- Se fue.
- ¿Qué se llevó?
- Una amistad, un ciclo y mis ganas de confiar o querer. Ah, y la poca dignidad que me quedaba.
- Estamos jodidaaaaas.
En lugar del llanto predecible entró un ataque de risa que no nos lo sacaba nadie. Los mozos se reían al vernos.
- Señorita, la botella de vino que pidió. ¿Le sirvo también a su pareja?
Y con eso se nos fue la poca borrachera que teníamos.
- No es mi novia.
Se disculpó, dejó las copas vacías con el vino al costado.
Nos miramos y llegaron más risas.
- Mierda negra, hoy si no ligamos una. ¡Ahora somos pareja!
- Podrías ser mi plan B si a los 35 estoy soltera...
Un manotazo, más risas y a pedir la cuenta que ya llega el taxi.
Gracias por eso.
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