martes, 27 de octubre de 2015

#LoMismoDeSiempre

Me dormí después de almuerzo.

Toda la chamba que tenía la podía resolver por correos electrónicos y unas cuantas llamadas y, al parecer, no era día de grabación así que podía darme ese pequeño lujo de una siesta a la mitad de la tarde.




Tuve una pesadilla muy fea con él cómo protagonista. Desperté llorando tratando de ubicarme, tratando de recordar que estaba en casa, que todo estaba bien y que iba a sonar como una psicópata al llamarlo en ese estado preguntándole dónde cuernos estaba (y lo iba a preocupar en vano).

Un golpe de buena suerte hace que justo en ese momento me escriba (me devolvió un poquito mucho el alma al cuerpo).

Las horas pasaron sin mayor complicación.

Un poco más de media noche, sentada al frente de la compu (cómo de costumbre) veía una serie argentina mientras pensaba sobre qué podía escribir.

Y recordé ese blog que no visitaba hace un buen tiempo, por miedo, pena, asco. Lo que sea.

Terminé con...cómo decirlo...mucha lástima. Hubiese sido buenísimo comprobar nuevos intereses pero no. Aún todo gira en torno al mismo tema de hace muchos meses. Me dio flojera, me indigné.

Pero bueno, cada quién hace lo que se le canta el culo en su espacio así sea patético
¿no?


martes, 20 de octubre de 2015

#PacienteRecurrente

Primeros días de enero, 10:00 am


- Estás especialmente animada hoy.
- No tanto.
- Te has vestido con colores alegres, sonríes y estás dibujando un...¿paisaje? ¿Me cuentas?

Luego de un par de risitas y una historia corta su mirada me inquietó.

- Te hace bien ¿no?
- Un poco, sí.
- Pies de plomo. Ya sabes.
- Ja.
- ¿Qué vamos a hacer contigo?

Ese día me fui feliz. Ignorando su consejo.

Sin tener la menor idea de cómo me iba a arrepentir tiempo después.


01 de junio, 5:45 pm


- Estás alterada.
- No.
- Estás parada, apoyada en la pared, evitas mirarme y tus puños están tan apretados que distingo las venas de tu brazo.

Eso fue suficiente para estallar. Empecé romper/botar todo lo que tuve a la mano. Nada se salvó.

Mis gritos/alaridos/reclamos hicieron que la asistente tratara de entrar a la oficina. Noté que él hizo una seña para que se mantuviese al margen.

Todo paró cuándo me corté la palma de la mano. No sentí dolor. Solo la sangre tibia que bajaba ensuciándome el pantalón.


Así

Segundo viernes de octubre, 6:00 pm


- Fueron las circunstancias más que los hechos en sí.
- ¿Estás quitando importancia a lo que pasó?
- No, solo saco a la luz que si hubiese pasado todo esto en otro contexto, otra hubiera sido tu reacción.
- Uhm.

Ya era 1 año en el que dos veces por semana, nos reuníamos en su consultorio y yo hablaba de mí sin sentirme culpable y/o egoísta.

Él, serio, correcto y asiduo visitante de este humilde espacio.

La última vez le pregunté si podía escribir sobre nuestras reuniones, me respondió con una sonrisa torcida: "Lo que te haga feliz".

Soy feliz, doc.

:)

domingo, 18 de octubre de 2015

#EntreChicas

El amor y otras mentiras.


- Lo conocí cuándo era muy joven y aún más estúpida. Era el chico malo y divertido, el mejor compañerito y vaya que si lo quería. En el colmo de la ridiculez agarraba un cuaderno y en las hojas del final jugaba con nuestros apellidos y los nombres de los hijos que vendrían (sí, así de mal). Se fue del país, tiene una hija hermosa y mi cariño eterno.

- Fondo blanco por eso.

El pisco desapareció de nuestras copas quemándonos la garganta. Era nuestro reencuentro, ella tan como siempre yo tan como nunca.




Por un momento volvimos a ser las niñas de 15 años, no nos importaba nada. Apagamos los móviles para sentirnos aún más malas.

- 5 años con él, aunque en alguna pelea afirmó que eran 4 años y algunos meses. Se terminó. Costo pero no hay rencores. Qué sea feliz.

- Otro fondo blanco por eso.

Entre miradas cómplices sabíamos que con más fondos blancos acabaríamos empeñando el alma por alcohol.

- ¿Y la crisis? - sabía que iba a sacar ese tema, estaba esperando el momento justo y lo encontró.

- Se fue.

- ¿Qué se llevó?

- Una amistad, un ciclo y mis ganas de confiar o querer. Ah, y la poca dignidad que me quedaba.

- Estamos jodidaaaaas.

En lugar del llanto predecible entró un ataque de risa que no nos lo sacaba nadie. Los mozos se reían al vernos.

- Señorita, la botella de vino que pidió. ¿Le sirvo también a su pareja?

Y con eso se nos fue la poca borrachera que teníamos.

- No es mi novia.

Se disculpó, dejó las copas vacías con el vino al costado.

Nos miramos y llegaron más risas.

- Mierda negra, hoy si no ligamos una. ¡Ahora somos pareja!

- Podrías ser mi plan B si a los 35 estoy soltera...


Un manotazo, más risas y a pedir la cuenta que ya llega el taxi.

Gracias por eso.


sábado, 10 de octubre de 2015

#UltimoRecurso

- Me voy a ir.

Él estaba sentado, mirándome fijo, evaluando cada palabra.

- ¿Por qué?

- Porque hemos forzado mucho las cosas para que me quede. Todo lo que pudo salir mal ha salido peor y ya me cansé, ya me cansé de hacer todo mal. Estoy horriblemente cansada de estar triste. Necesito irme.

- ¿Y mamá?

- Por eso estoy hablando contigo, para que me ayudes con ese detalle.

Fueron dos semanas infumables, drama por todo sitio, llanto, reclamos, todo. Y aún quedaba otra despedida. La que dolía más. La que trataba de evitar a toda costa.

No le dije que me iba lejos, no me molesté en darle explicaciones ni motivos y cuándo haces eso las personas sacan sus propias conclusiones (por lo general, erradas). No lo pude abrazar, no pude decirle que lo iba a extrañar.

Salí de su casa secándome las lágrimas pero eran tantas que ya no pude. Me senté en una banca del parque de la vuelta hasta saber como respirar de nuevo.

Llegó el día.

Tenía las maletas listas. Tenía todo listo.

No, no crean que esperaba la escena del aeropuerto, el tipo apareciendo con rosas y una muriendo de amor.

Me despedí de mi familia y caminé sin mirar atrás.

Hasta siempre.

#Testigo

Los tres en el mismo departamento.

Simón entra y me dispongo a irme, merecen su espacio para aclarar esos pequeños fantasmas que rondan en sus mentes.

Agarro mi mochila y me acerco a despedirme del primer atolondrado, el hombre al que me une 15 años de amistad.

- No, necesito que te quedes, me serviría mucho un testigo- dijo con los ojos encima del recién llegado.

Un escalofrío horrible recorre mi espalda.

Simón me da un abrazo, el otro atolondrado, sin tanta historia él sabe que es mi sol personal. 
Troya me parecía un cuento de niños comparada a lo que iba a pasar.

- Si te pasa algo con mi novia entonces es mejor que lo digas ahora - la delicadeza de Manuel en su máximo esplendor.

- Tu ex novia querrás decir.




- ¿Y así lo dices, idiota?

- Lo es, ya va siendo hora que lo aceptes.

Mi mano automáticamente se posiciona en el brazo de Manuel. Su mano cubre la mía. Me mira fijo. Lo quiere cagar a golpes.

- Te conviene un culo recalcar que ya no estamos juntos, ahora aprovechas para acercarte cuándo sabes que estoy haciendo lo imposible para recuperarla.

- Solo la invité al cine, la vi bajoneada, nada más. Quería subirle el ánimo.

Contaba los segundos en la mente y no se quitaban los ojos de encima.

- Milagros, ¿le crees?

- Milagros solo está sentada para que no se maten. Deja a Milagros fuera de esto.

Manuel se va a su cuarto molesto, molesto por todo, conmigo también (su mirada acusadora lo delataba).

Un portazo marcaba su salida.

- Conmigo no te hagas el idiota, papu.

- No sé de qué hablas.

Se engañaba solito.

Acomodé la mochila al hombro, le di un abrazo largo y cerré la puerta tras de mí.

Y Manuel despidiéndome con un mensaje: "Me dejas con Judas en casa".


Exagerado.

sábado, 3 de octubre de 2015

#ChicharronDePollo

Me di la licencia de pensar en ti.

Recordaba las partes lindas, las conversaciones interminables. Los nervios antes de volverte a ver, un polo azul de Apple.

En el avión todos dormían, menos yo. Yo estaba en Lima y era marzo, yo estaba contigo.
Sabía que después de haber permitido que mi mente fuera demasiado lejos no iba a poder dormir. Tenía razón e irónicamente me dio náuseas.

Luego recordé que te tenía que odiar por cobarde, por hijo de puta. Pero, por más que quiera, no podía. Muy, muy dentro de mí deseaba que estuvieses bien, que todo esté yendo bien, que siguieras siendo tan encantadoramente insoportable.

Me dieron más náuseas.

Nunca volví a saber más de ti, solo el alcohol te dio la concha el valor para hablarme un montón de sin sentidos. Gracias a Dios nunca contesté.

Y gracias a Dios que hasta ahora no sé que es el odio.

Quiero, quiero mucho. Lástima que no conozcas lo que eso significa.

Un abrazo.