domingo, 23 de noviembre de 2014

#NoDisponible

Lo veía... ¿ansioso?
No paraba de tirar polos, camisas y pantalones de su armario para mi cara, tipo proyectiles.

- Oe ya, la flaca va a ir con el novio, ya fue, olvídalo. Han pasado meses.
- No entiendes Milagros. No me importa con quién va, casi 5 meses que no nos vemos ¿entiendes? 5 MESES.

En realidad, él tenía razón, no entendía porque su nerviosismo y sus ansias.
Mi sentido práctico y poco masoquista no entendía porque su emoción de ver a una chica que tenía novio.
Y claro, como no era de otra manera termino arrastrándome (en realidad me deje arrastrar) justo a la línea de fuego.

- No puedo ir solo, aunque sea sírveme de flaca.
- Ojalá te vuelvas impotente por imbécil.

Fuimos a Barranco (con lo que odio moverme los fines de semana).
Lo veía de reojo, no paraba de mover la pierna y palmear sus rodillas con las manos (que sacaba del volante), sus nervios me desesperaban.

- Oye huevón, nos vas a matar. Ya pues.
- Uhm, no no, todo va a ir bien.

Pareció que trataba de calmarse a si mismo.
Estacionó por la plaza y caminamos, era demasiado temprano y sentía que no tenía vela en ese entierro.

- No soy de tu universidad, se va a dar cuenta que ni siquiera soy tu flaca.
- Tú calladita y bonita, nada más.

Mierda, ahora soy un objeto.
Llegamos y me presentó como la novia, habían 2 chicas más así que me relaje. Nos sentamos y empezaron a hablar de su trabajo pendiente... hasta que vi como se tensaba mirando "algo" e instantáneamente entendí que era ese "algo".
 Ni un segundo pasó para que estuviera parado a mi costado con su mano bordeando mi cintura, "sonríe" me susurro al oído.
El momento del saludo fue el más incómodo de mi vida.

- Hola, te presento a mi novia.
- Hola,  ¿qué tal? ¿de qué facu eres?

Ya sabía, se lo dije.
Su expresión cambio apenas escucho la palabra "novia", ahora estaba en modo "fría y calculadora" en modo "VESTE PENDEJO, YA ME CAMBIÓ"
Mujer que no come ni deja comer, típico.
El apretón de manos entre mi amigo y su casi rival fue largo y, por lo que pude notar, doloroso para ambos.

Benja se excusó y nos fuimos.
No podía manejar gracias a que le temblaba hasta el último centímetro de su cuerpo, así que lo hice yo, de paso que estrenaba mi brevete.

- ¿Y? No fue tan malo.
- Estaba hermosa.
- Nada que ver. Ya sabes, ella es un destiempo. Olvídala.
- No sabes cuántas ganas tenía de abrazarla.

Suspiré.
Bueno, quién no ha sido un poco idiota en esos temas. Al menos él tenía claro que esa aplicación no estaba disponible.






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