Todo lo que quiero se muere o se va.
A veces pienso que es mi culpa, que quiero mal o que amo demasiado.
O quizás, simplemente, la felicidad no es para mi.
Algunos nacen felices y otros vivimos buscando una felicidad que nunca llega, porque siempre hay algo que nos aleja de lo que buscamos. Cada día que vivimos es un obstáculo que tenemos que sortear para alcanzar lo inalcanzable.
Y lo inalcanzable es el amor, porque el amor es terco, obstinado, caprichoso y cuanto más amamos, más perdemos. Y así, vamos dejando cada parte de nuestro cuerpo y nos convertimos en personas rotas.
Hasta que alguien aparece y nos junta de nuevo, y nos devuelve la vida.
Y ese alguien eres tú. Te quiero.
No estaba de muy buen humor, en realidad estaba hecha mierda. Me dolía el cuerpo, estaba cansada, no había dormido bien.
Él estaba apoyado contra una columna, lentes negros y esa chaqueta negra que me encantaba, esperando, esperandoME.
No se había dado cuenta que me estaba acercando. Lo abracé por la espalda, volteó y me colgué en su cuello, envolví su cintura con mis piernas, fue un "hola" mal dicho, lleno de besos. Estaba feliz y no pensaba bajarme nunca.
Acomodó mi mochila en su hombro y me tomó de la mano. Fuimos hasta el carro, su mano jamás me soltó.
Llegamos y , en realidad, recuerdo todo por partes.
Recuerdo que estaba, otra vez, con mis piernas alrededor de su cintura, mis manos aferradas a su cabello, sus manos recorriendo mis piernas, mi espalda. No nos importaba respirar, solo nos comíamos a besos.
Arranco los botones de la blusa azul que me encanta, su polo ya no estaba. Nos hicimos el amor después de más de dos meses. No sé cuántas horas pasaron, cuándo nos quedamos dormidos ya estaba oscuro.
Desperté a la madrugada, mi celular marcaba las 4:23 am.
Su brazo se extendía en mi abdomen.
No lo quería despertar.
Lo único que quería esa madrugada durara para siempre.
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