El soldado al fin llegó.
Ella sintió por primera vez el cañón frío de un arma, fijo en su quijada.
Se dio cuenta que no tenia miedo de morir, quizás por eso es que siempre vivía jugando con el peligro, no le tenía ni un poquito de respeto y/o temor a la muerte.
"Me aliviarías mucho"
Sabía que era imposible que le disparará, confiaba en él. Suspiró, él disparó, ella lo dudo por un micro - segundo.
El arma estaba vacía y él se divertía sintiendo sus nervios.
Él era un truhán, un embustero, timador, el estafador más bonito del mundo y ella una imbécil sin remedio, él era un ramo de rosas con espinas y ella, tan masoquista, se pinchaba, pero en ese momento lo tenía tan cerca que no le importaba, se iba a encargar luego del dolor, podía pagar las consecuencias con intereses.
Ella no sabía si lo volvería ver, ella no sabía si quizás iba a enterarse que murió en batalla, lo único que sabía es que en ese momento era suyo, y que no iba a olvidar ese momento nunca. Le bastaba y sobraba con eso.
Algo lo quería, aún en contra de ella misma.
Aún en contra de lo que debe ser.
Nunca es tarde.
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