sábado, 21 de mayo de 2016

Magia

11:30 pm

Estaba arropada en la cama, rogaba por quedarme dormida rápido ya que al día siguiente tenía que despertar temprano aunque no creía tener mucha suerte ya que, en los últimos días, me había sentido muy inquieta, ansiosa. No podía identificar plenamente cuál era la razón y eso me frustraba mucho.

Todo estaba fríamente calculado hasta que un zancudo paso zumbando cerca de mi oreja. Una...dos, a la tercera ya estaba alerta y malhumorada. Tiré los cobertores, me levanté (estremeciéndome cuándo mis pies descalzos tocaron el piso helado), prendí la luz, agarre la computadora y fui derechito a la mesa del comedor.

Mi chico grande trabaja y mis chiquitos duermen. Puse la hervidora para cebar mate a la vez que iba aceptando la idea de otra noche de insomnio. Estaba en esas cuándo de pronto supe que era lo que me mantenía tan intranquila: los cambios a medida que pasaba el tiempo.



¿Se han dado cuenta que el tiempo es mágico?

Pone absolutamente todo en su lugar y te muestra quién sí, quién no y quién nunca. El tiempo destruye mentiras, te hace entender cuáles son las cosas por las que nunca más tienes que volver a llorar.

Desde que papá se fue han pasado casi 12 años.

Este tiempo me ayudo a entender que no puedo pasar lo que me queda de vida llorando, acepté que él va a vivir siempre en mi memoria. Es una resignación amarga a modo de consuelo.

Nos rompen el corazón millones de veces.

Pero no, no te vas a morir (aunque creas que sí), un día vas a recuperar la cordura y vas a despertar preguntándote con bastante incredulidad “¿de verdad tanto lío por ESO?”. Y, confirmarás con horror, como todo siguió su curso mientras estabas enfrascado en tu pena momentánea.

Todo, absolutamente todo pasa. Ninguna tormenta es eterna, todo depende de cómo decidas enfrentarla (y si no te dejas llevar por la corriente). Algunas dejan sus consecuencias, pero nada que no podamos manejar.

El tiempo transforma, en qué nos transformamos también depende de nosotros. No eres el mismo de hace 10, 5 o 3 años. No eres la misma persona del mes pasado. A medida que vivimos, aprendemos y a medida que aprendemos cambiamos.

En este último tiempo aprendí a ser más prudente conmigo, a no exponerme tanto, a cuidarme. 

Aprendí que de mis decisiones depende lo que venga después, aprendí también que mi mamá es el ser más luminoso y compasivo que puede existir y tengo mucha suerte de ser su hija.

El tiempo pasa rápido. La vida se resume en un suspiro así que sonríe, déjate llevar por la felicidad y la pasión, apuesta todas las fichas, ama mucho, aprende a soltar si es necesario así ,cuándo la pálida pase a recogerte, podrás recibirla con un suspiro satisfecho y no con un “¿qué hubiera pasado si…?”

El tiempo pasa, incluso para ti. 

M.