miércoles, 25 de febrero de 2015

#TarjetaRoja

Salí de su casa con tantas cosas: Decepción, pena, asco, repulsión, entre otras.

Y, como siempre, marque el mismo número que me había salvado desde que tengo memoria, él no me fallaba nunca, que Dios ni que Dios, él era mi puerto seguro.

La conversación fue rápida, pasaba por mi en 5 minutos.
Era muy tarde, zona residencial y todo pero estaba asustada, no llevaba casaca y la madrugada estaba helada, me senté en la vereda, escondida entre algunos árboles esperando que la camioneta negra se asomara por la calle.

Llegó a los 4 minutos y medio, ese carro si que volaba, salí corriendo de mi escondite y subí al lado del copiloto, arrancamos sin bulla, era un susurro en medio de la noche.

No decíamos nada, él sabía que no era momento de preguntas.
Llegamos a su edificio, mientras subíamos por el ascensor no pude aguantar más las lágrimas y el asco, quería vomitar, yo me daba asco.

Él me abrazó, él y su metro noventa y cinco y esos brazos que bien pueden ser del ancho de mi cuerpo, entramos y ahí estaba su chico.
Por lo que noté en medio de mi crisis, estaba terminando de desarmar la mesa, me pareció haber interrumpido una cena especial o algo así, nadie estaba molesto y menos incómodo, los dos trataban, por todos los medios, de ser cálidos y hacerme sentir mejor.

Él me llevó al cuarto de invitados, ese cuarto que había sido mi refugio secreto en muchos momentos.

- Te prometí que nunca te iba a abandonar y, nunca es nunca, ¿no?

Nos abrazamos más rato, parados en la puerta del cuarto mientras secaba mis lágrimas con su polo rojo. Me dio un beso en la frente y se fue. Su chico estaba en el baño del cuarto preparando la ducha, me alcanzó unas pijamas y me abrazó, me disculpé por interrumpir su momento especial.

- No hay problema, eres muy especial para él, por lo tanto, también para mi.

En ese momento me sentí un poco menos sola.

Llamé a casa y le avisé a mamá que iba a pasar la noche en el depa de los chicos, su molestia fue pasajera, luego me preguntó si estaba bien, recompuse la voz y quise creer que la había engañado.

Y en momentos como esos te das cuenta que los ángeles si existen, y que, en el momento en el que más perdido estás, siempre, siempre te dan una mano.


domingo, 1 de febrero de 2015

#RetratosDeFamilia

Ella ha estado a mi lado más años que ninguno de mis novios.



Nosotras tenemos nuestro propio lenguaje.
Somos las mejores cómplices que puedas encontrar, ni la tortura haría que una delate a la otra. No, nosotras no.

Ella sabe absolutamente todos mis pasos, yo sé los de ella. Y las dos sabemos que estamos completamente locas.

Nos preocupamos más no nos juzgamos. Sabemos cada cagada que nos hemos mandado, pero siempre estamos listas para ir al rescate, así incluya escapar del serenazgo de La Molina o hacer un recorrido La Victoria - Miraflores,

Nuestras borracheras eran épicas (ahora, por cuestiones de salud y de edad, nuestro hígado ya no nos da permiso) era normal ir a parar a la caja de un centro comercial con un carrito lleno de latas, y para sentirnos mejor poníamos dos Red Bull encima. Tan normal como perdernos en la licorería (porque tenía dos puertas y bue...ya estábamos ebrias).

Sentarnos en un parque, dejando las horas pasar y hablando de un futuro lejano.
Ella es mi hermana. La mejor hermana que pude haber escogido.

Tantas cosas que no puedo contar sin violar el acuerdo de confidencialidad.

Te adoro.